sábado, 3 de septiembre de 2011

Felipe forma parte de mi familia, de mi rutina, de mi día a día. Cada mañana prendo la tv y pongo TVN esperando por encontrarme con esa cara, para informarme, para reír, para pasar el rato. Esa cara por la que reclamo cuando no está porque se fue de vacaciones (otra vez), se enfermó (otra vez) o anda haciendo notas para su otro programa, y reclamo porque él es único, entrega esa simpatía, esa calidez, esa compañía para pasar la mañana. Cuantas veces no me atrasé en llegar a clases por quedarme pegada viendo como "peleaba", pelaban o simplemente lo pasaban bien. Cuantas veces reí cuando le daban sus ataques de rabia y arrasaba con computadores, personas y lo que pillara. Lo aplaudí a rabiar en su debut en la Quinta Vergara desde la galería. A pesar de que le cambiaran animadoras, él es buenos días a todos, él es el matinal de Chile, con él el programa nunca se hundirá, el programa seguirá siendo lo que ha sido siempre. Por que la simpatía, el cariño, la compañía que entrega su presencia a través de la pantalla es única.

La Fe y Esperanza es lo último que se pierde, pero las noticias no son alentadoras.

Vuela alto Felipe, vuela alto, se libre, feliz, Chile siempre estará contigo, siempre.

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